martes, 13 de junio de 2023

Universidad y la tetralogía docencia, investigación, extensión y gestión administrativa

La Misión de la Universidad suele declararse en cuatro dimensiones: docencia, investigación, extensión y gestión administrativa. Y estas dimensiones determinan la función del profesor universitario: ser profesor, hacer investigación y extensión y divulgarla y asumir los retos de cargos directivos o de representación para liderar la formulación y ejecución de políticas, estrategias, metas y planes.

Estas cuatro dimensiones deben generar un impacto en los estudiantes y profesores, en la sociedad, en la región, de lo contrario terminan siendo simplemente burocracia, cumplir por cumplir. Deben articularse, de manera que las experiencias de investigación y extensión originen transformaciones en el currículo y los procesos educativos e igualmente originen cambios en las prácticas de gestión institucional. No obstante, esto aún no se consigue, hay serias dificultades y es urgente un cambio [1, 2, 3, 4].

Siempre he considerado que una de las causas del problema es pensar y actuar de manera aislada en cada dimensión, en lugar de un enfoque sistémico u holístico, integrador. Es por eso que algunos centran su atención en producir ponencias, papers, marcas, patentes y toda clase de indicadores, a veces por vías poco éticas y en muchos casos ilegales, como el plagio en sus diversos colores y sabores y el secuestro de la autoría del trabajo de estudiantes.

En consecuencia, pese a los maravillosos indicadores de divulgación científica no se generan cambios en los resultados académicos de los estudiantes ni en el desarrollo regional, una paradoja muy curiosa. Como lo ha afirmado en varias ocasiones Alejandro Gaviria: "hay lugares donde la densidad por metro cuadrado de "doctores" PhD es abrumadora". Uno esperaría ver allí grandes centros de pensamiento y acción, trabajando por el futuro, sin embargo, lo que se ve son centros de inercia.

Una primera parte de la solución podría ser que se comience a valorar y promover la vocación del maestro, el oficio de ser profesor, la enseñanza o docencia. Poner al estudiante en el centro y junto a él es que se ubica al profesor universitario. Como suelo escribir en redes sociales "el estudiante es el alma del Alma Mater".

Y así lo sugiere un artículo en The Lancet publicado en noviembre de 2022, el cual plantea que es una falsa dicotomía hablar de investigación y docencia y que es muy equivocado ese juicio de poner la investigación por encima de la docencia. El artículo finaliza con este párrafo que transcribo y traduzco junto a una copia para que cada quien lea y saque sus propias conclusiones:

"...education is the vector that transmits to every new generation curiosity, passion, and commitment to reimagine the future, extend the limits of human possibility, and achieve a more just social world."

"... la educación es el vector que transmite a las nuevas generaciones la curiosidad, la pasión y el compromiso por reimaginar el futuro, extender los límites de las posibilidades humanas y lograr un mundo más justo socialmente."

https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(22)02297-8/fulltext
 

Una segunda parte de la solución podría ser la rotación de los roles y funciones: que todo profesor pase por cargos directivos y de representación, que estos cargos se roten cada dos o tres años. Que todo profesor rote asignaturas de línea base, excluyendo los cursos electivos y especializados que cada profesor crea y por lo tanto tiene su titularidad. Que exista verdadera democracia, en lugar de alianzas políticas para mantener por siempre el poder, lo cual siempre tiende a la degradación de todo, porque siempre el poder absoluto corrompe.

Como siempre, amanecerá y veremos. Vivimos una época compleja, una coyuntura crítica. El futuro de todos dependerá de las decisiones y acciones de unos pocos poderosos. Por eso algunos no podemos renunciar a nuestros sagrado derecho de expresarnos de criticar y proponer cambios. Solía decir un profesor que ya murió: "el sagrado derecho al pataleo".

Para cerrar, hace poco vi una película mexicana que me gustó mucho, titulada "El último vagón", de la cual grabé un par de fragmentos en video (con fines meramente educativos y sin ánimo de lucro). Dejo aquí esos dos fragmentos:

¡ya sé qué quiero ser cuando sea grande: Maestro!

¡La foto de la escuelita - El último vagón!


[1]https://edumorfosis.blogspot.com/2014/09/hackeando-la-educacion-tradicional.html

[2]https://www.universidad.edu.co/en-estados-unidos-aumenta-la-desercion-y-la-decepcion-en-la-universidad-tradicional/

[3]https://www.mineducacion.gov.co/portal/salaprensa/Comunicados/412755:La-transformacion-productiva-en-las-universidades-permitira-que-mas-jovenes-consigan-trabajo-y-mas-empresarios-encuentren-profesionales-idoneos

[4]https://ethic.es/2022/05/la-universidad-del-desconocimiento/

lunes, 5 de junio de 2023

Añoranza de Cartillas en Tiempos de Inteligencia Artificial

Estaba buscando y leyendo en Internet sobre algo que ya no recuerdo y me encontré con un sitio donde hablaban sobre las viejas cartillas con las que se aprendía a leer desde mucho antes de los tiempos de los profesores de nuestros profesores y hasta nuestros tiempos. Justo por (¿o a pesar de?) ser un sitio de gobierno lo guardé en WebArchive.

Yo aprendí a leer en los años ochenta del siglo pasado y alcancé a conocer tres de las cuatro cartillas, incluso conservo una versión vieja de una de ellas. A continuación sus carátulas, autores y año aproximado de aparición.

Cartilla Charry, de Justo Víctor Charry 1917

Alegría de Leer, de Juan Evangelista Quitana 1930
Coquito, de Everardo Zapata Santillana 1955

Nacho Lee, de Melanio Hernández 1973

Estas cartillas eran los materiales educativos de las épocas anteriores al computador, junto con las hojas impresas en mimeógrafo o con sellos. En contraste, los cambios de los últimos cuarenta años son difíciles de enumerar y describir, al punto que se prefiere usar la expresión "disruptivo" para mencionarlos, con lo cual se quiere trasmitir la idea de muchísimos cambios, con muchísima frecuencia y muchísimas transformaciones.

En ese sentido, hay quienes añoran esas épocas pasadas. Hay quienes piden regresar el tiempo y repetir las cosas que se hacían antes y tal como se hacían antes. Y también están los que exigen cambiar todo y borrar totalmente la historia. Yo me cuento más en el medio o en ambos lados al mismo tiempo (el multiverso ;).

Curiosamente hace poco apareció la noticia sobre Suecia, donde el Ministerio de Educación decidió bajarle un poco a la tendencia de digitalización y "regresar" al texto guía clásico (copia en WebArchive). La noticia se titula "¿Demasiado rápido demasiado pronto? Suecia se aleja de las pantallas en las escuelas". Y agrega que "basándose en el consejo de los médicos, el gobierno de centroderecha quiere reducir la cantidad de tiempo que los estudiantes pasan frente a las pantallas y traer los libros de texto de vuelta a las aulas.".

Amanecerá y veremos, dice el refrán...