El tercer capítulo de Atrapados de Nicholas Carr está dedicado a iniciar la argumentación sobre los peligros de la automatización para las habilidades mentales y físicas de los seres humanos. Posiblemente las TIC ocasionan un efecto degenerativo en las personas (cuarto capítulo). Las referencias de Carr sustentan su afirmación: "lo que los diseñadores de coches hacen con ordenadores hoy lo hacían diseñadores de aeronaves hace décadas". Entonces la historia de lo bueno y lo malo de los computadores en la industria aérea es evidencia importante sobre los efectos de las TIC en nuestra humanidad y conviene considerarlo en los demás ámbitos.
Carr expone varios accidentes aéreos causados por errores humanos y sustenta que los errores son producto de una reducción en las habilidades, percepciones, pensamientos y reacciones de los pilotos y el resto de la tripulación. Básicamente el ser humano tiende a olvidar todo lo que se deja en manos de los computadores y cuando los computadores fallan es catastrófico en el contexto aérero. Si bien los computadores son cada día más confiables y el margen de error es mínimo, conviene alarmarse y comenzar a prestar atención a los efectos de las TIC en nuestra vida cotidiana.
ConTICtualizando, las TIC son la gran maravilla creada por el hombre, son la cumbre de su inteligencia y aún queda mucho camino, en un recorrido cada vez más acelerado, casi a la velocidad de la luz. Debido a lo acelerado de ese desarrollo, no hemos tenido el tiempo suficiente para evaluar sus efectos sobre la humanidad. Carr muestra con el ejemplo de la industria aérea y advierte que "una cabina de cristal también puede ser una jaula de cristal", por lo que nosotros mismos estaríamos cayendo en la trampa de quedar atrapados. Conviene atender a las palabras de Bill Gates cuando afirma que "Internet no salvará al mundo" y procurar que nuestros estudiantes sigan inmersos en el moderno mundo de las TIC pero mantengan y continúen desarrollando habilidades que, desafortunádamente, se vienen perdiendo por las mismas TIC.
