jueves, 16 de febrero de 2023

Comunicación e Inteligencia Artificial

La Comunicación es la primera C de las 4C propuestas por el marco "P21’s Frameworks for 21st Century Learning", uno de las muchos enfoques para pensar y construir el futuro. Las otras son el pensamiento Crítico, la Colaboración y la Creatividad. Pero la comunicación es la base, sin importar si es comunicación verbal (oral o escrita) o no verbal.

Con C también se escribe Conversación, que es sinónimo de diálogo y un desafío permanente para la humanidad, sobre todo cuando se piensa diferente. Hay un video que compara la conversación con el fuego y propone la necesidad de un punto medio entre un incendio incontrolable que nos queme y un apagón total que nos deje en la oscuridad y el frío.

Ese desafío de comunicarnos ahora se amplifica con la Inteligencia Artificial. Ya no solo debemos comunicarnos entre seres humanos, sino que también debemos comunicarnos con las máquinas que nosotros mismos creamos y que nos amenazan con ser obsoletos. Curiosamente en 2016 hice esta figura para un curso de programación de computadores, hablando sobre el lenguaje y enfocando la programación de computadores como leer y escribir para el computador.

Mi predicción falló por tres (3) años y este año 2023 ya es el momento en que debemos aprender a comunicarnos con robots, por ahora robots software, como el erudito enciclopédico Chat GPT y el artista generador de imágenes MidJourney, entre muchos otros. Pero muy pronto robots hardware...

Aparecen entonces varias preguntas ¿Qué semejanzas y diferencias hay entre conversar (chatear) con un robot en lugar de un humano? ¿Que dificultades nuevas surgen al conversar (chatear) con un robot? Si la humanidad aún no ha resuelto las dificultades de comunicación entre su misma especie ¿podrá enfrentar ahora esta nueva era de comunicación con máquinas?

Antes de perderme en ese mundo nuevo y apocalíptico que es la Inteligencia Artificial, prefiero detenerme en la última pregunta y primero profundizar un poco en las dificultades de comunicación entre humanos, algo sobre lo cual he dado vueltas por largo tiempo en mis lecturas y mis reflexiones individuales. No pretendo hacer una lista exhaustiva, ni tampoco profundizarla, sino solamente un pequeño ejercicio de escribir algunas ideas.

La primera dificultad se disminuye un poco con la Inteligencia Artificial. Se trata de los factores psicológicos, en especial lo referente a sentimientos. La máquina no siente odio, amor, desprecio, miedo, dolor... La máquina no comprende el humor, la ironía, el sarcasmo, los dobles sentidos... La máquina no recuerda y no relaciona sus recuerdos con lo que siente... La máquina no tiene intereses, preferencias, intenciones, anhelos, deseos... La máquina es pre programada, fría e inhumana. Aunque algunos de esos factores psicológicos ya comienzan a incorporarse, aún no se consigue que una máquina imite eso que llamamos humanidad y que ni siquiera los humanos tenemos claro. Esta dificultad puede hacer que la Inteligencia Artificial nos domine al quitarnos la humanidad o puede impedir el avance de la Inteligencia Artificial. Por ahora va ganando lo primero...

Una segunda dificultad son los sesgos, que se reafirma con la Inteligencia Artificial, se relaciona con el pensamiento crítico y es el centro de la discusión ética. Las máquinas son programadas por personas dentro de organizaciones. Ambas tienen sesgos e intereses de todo tipo (económicos, políticos, culturales, religiosos). Las personas tienen una formación académica, experiencias previas, intereses, deseos o anhelos... que influyen al comunicarse y que influyen en la programación que hacen de los robots. Por ejemplo, los prejuicios excluyentes relacionados con la raza, la identidad sexual, la religión, el estrato económico, las ideas políticas, etcétera. En esta figura hay una lista larga de sesgos y en la literatura de pensamiento crítico hay bastantes detalles.

La tercera dificultad está en el lenguaje, pero se relaciona con los humanos y estos la trasladan a las máquinas cuando las programan, en virtud o como consecuencia de las dos primeras dificultades. Se trata de la forma y el fondo del lenguaje, que no se pueden separar del todo. Aquí encontramos los problemas de las traducciones y los recursos lingüístico, como las metáforas y las hipérboles. Planeo escribir luego con más detalle sobre esto, por la influencia que tiene el inglés en la divulgación académica y la brecha de inglés en Colombia y por la abundancia de metáforas en ciencias de la computación, TIC y afines, como la metáfora de la nube (cloud computing) que es la infraestructura que soporta la Inteligencia Artificial de hoy.

Una cuarta y quinta dificultad es el lenguaje no verbal: Primero el uso de imágenes, sonidos, videos, esquemas o diagramas y toda clase de contenidos concretos o que pueden materializarse. Y segundo el uso del lenguaje corporal, el vestido, el perfume, el arte y hasta el silencio. Los separo porque los primeros ya puede generarlos la Inteligencia Artificial, como por ejemplo la imagen que cité al inicio y que dice muchas cosas que pude escribir o que ya he escrito o dicho en otros espacios y momentos. Por otra parte, mi mirada, mis silencios, mis ausencias, mis gestos y muchos otros aspectos de mi humanidad aún están a salvo de la Inteligencia Artificial, aunque no se por cuánto tiempo...

ConTICtualizando, estas cinco dificultades de la comunicación entre humanos son claves si queremos enfrentar un futuro gobernado por empresarios y políticos que ya no piensan ni invierten en tierra, minería, agricultura, ganadería, comercio, turismo... sino que tienen claro que vivimos una época dominada por el conocimiento, más que por los datos y en especial por la computación y las TIC. Ese pasado económico seguirá existiendo, es lógico, se requiere energía para iluminar, abrigar, enfriar, mover... se requiere cultivar alimentos y criar animales, se requiere comprar y vender y viajar... incluso se requiere, más que antes, enseñar y aprender. Pero no será como en los años ochenta del siglo pasado, tampoco será como en los años previos a la pandemia. Y nadie sabe cómo será, tampoco se sabe si aún está a nuestro alcance cambiar lo que algunos expertos predicen para el futuro. Por ahora, para pensar y construir ese incierto futuro debemos repensar, reconstruir y deconstruir el pasado y el presente...


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