Según
esa regla, si una persona se dedica a perfeccionar una habilidad,
durante determinada cantidad de tiempo (10.000 horas), de manera
permanente, lo más probable es que logre convertirse en un experto, un
maestro, un especialista.
La charla contrasta con otros casos en el deporte, la música e incluso matemáticas, como Maryam Mirzajani,
en los cuales las personas no se especializaron sino que exploraron de
manera generalista. Y con ese contraste surgen las dudas de si esa idea
de las 10.000 horas es cierta o es un mito y de si la especialización es
buena o mala para las personas y la sociedad.
La
charla muestra que hay escenarios amables, textualmente "entorno de
aprendizaje amable", como en el caso del golf y el ajedrez, para lo cual
cita al psicólogo Robin Hogarth.
Estos entornos son predecibles, por lo que resultan apropiados para la
especialización y aprendizaje rígidos y poco cambiantes.
Pero
también hay "entornos de aprendizaje perversos", donde los cambios y el
contexto demandan una visión más amplia y flexible. E igualmente hay
entornos mixtos, en los que conviene un equilibrio entre
especialilzación y generalización, para lo cual no siempre hay una regla
de oro.
[2] Esta charla me recordó
un par de libros interesantes, titulados Zoom y Re-zoom, de un artista
llamado Istvan Banyai. Sobre esos libros leí un artículo y pude descargar un fragmento, que muestro en este video:
El
libro plantea la idea de hacer zoom a una imagen, acercarse o alejarse,
algo similar a la especialización y la generalización. Y lo que se ve
depende del grado de acercamiento (zoom in ) o lejanía (zoom out), pero
no es la realidad, es solo un pedazo, un fragmento.
Es
similar a mirar con un telescopio el inmenso universo o mirar con un
microscopio y luego con un espectrómetro, hasta llegar a las
micropartículas que los físicos han logrado identificar como parte de la
dualidad materia y energía.
[4] Esas ideas de la especialización y generalización también las relaciono con un cuento oriental titulado Los sabios ciegos y el elefante, que fue introducido en occidente por el inglés por John Godfrey Saxe y del cual se encuentran diversas versiones, tanto en inglés como en español.
Atendiendo a ese cuento, la complejidad del Universo es tal que cada especialista solo conoce una muy pequeña parte: la verdad fragmentada en sabios ciegos que solo conocen un pedacito y que pasan a sere necios cuando intentan imponer su perspectiva. Como dice el final del cuento:
Though each was partly in the right, And all were in the wrong!
Aunque cada uno en parte tenía razón, ¡y al mismo tiempo todos estaban equivocados!
Tan
complejo es el mundo y tan complejo somos los humanos y la vida, que
ninguna especialización es suficiente, pero tampoco lo es la
visión general. Se requieren ambas y se requiere saberlas equilibrar.
[5] A
ese equilibrio lo relaciono con el concepto de granularidad, algo que podría aplicar a
cualquier contexto, pero que he leído en artículos sobre arquitectura de software y sobre educación y TIC.
Uno de esos artículos
propone una metodología para definir la granularidad de un objeto de
aprendizaje. Allí se define la granularidad como "la porción más pequeña
de un objeto que contiene información esencial" y que no puede
dividirse más.
Otro artículo
cita el estándar IEEE LTSC/LOM y asocia la granularidad con el tamaño
relativo de un recurso y el nivel de agregación dentro de un sistema. En
ambos artículos la granularidad puede ser tan fina o tan gruesa como se
requiera o se pueda.
ConTICtualizando, como siempre, aunque pareciera imposible, ,se pueden juntar las cinco (5) ideas anteriores, unir los puntos:
Cuando hablamos de especialización y generalilzación hablamos de la granularidad. Y en educación eso es una decisión de diseño curricular. Responder las complejas preguntas ¿que tan amplio debe ser el panorama inicial para el estudiante?, ¿qué tanto se debe profundizar?, ¿cuál es el rol de cada profesor en ese proceso? y, como en los sabios ciegos, ¿cómo articular las diversas especialidades?
Con las TIC, el panorama puede ser tan amplio y la especificación tan detallada como el estudiante lo desee. Como en Zoom y Re-zoom, de Istvan Banyai, como en el Ojo Cósmico, el estudiante puede decidir si se acerca o se aleja. Y el profesor pasa a ser un sabio ciego, quien debe procurar obrar sabiamente, para que sus estudiantes logren aprender el elefante completo.
El profesor debe estar ahí para apoyar al estudiante, para ayudarle a enfocar y
desenfocar o para sugerirle que se mueva y mire en otra dirección...
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